lunes, 8 de agosto de 2011

DÍA 7 : HAMPI

Viajar por la India, implica siempre éso precisamente: viajar. Las distancias son inmensas, y los transportes aunque no están mal, pues como que no son AVEs y como que no hay autopistas de 4 carriles. El reto de este día es llegar a Hampi, siendo capaz de enlazar dos trenes con solo media hora de diferencia programada.

Mientras espero en la estación de Badami, llega un tren que no es el mío, se sube todo el mundo y me quedo en el andén totalmente solo, rodeado de unos 20 monos, además del tipo que me da mal rollo. Y es que, en cuanto llega el tren bajan de los árboles al andén para gorrear comida a los pasajeros del tren estacionado. Me cago un poco bastante y salgo al exterior, me quedo un rato hablando con los de los rickshaws. Me explican un par de anécdotas de monos agresivos, lo que me faltaba...

El primer tren que tengo que coger llega con 50 minutos de retraso, con lo que veo imposible enganchar el que salía con media hora de intervalo, ya ni me estreso porque lo doy por perdido. Pero, se ve que remonta el retraso, y llega a Gadag a las 13:15, perfecto. Justo cambio de andén y aparece mi siguiente tren. Qué momentos de felicidad plena se viven con cosas tan triviales!

Llego a Hospet y de allí a Hampi que es el pueblo donde pienso pasar los próximos 3 días. Por fin hay turistas, no en masa, pero sí que se ven bastantes. Ya me apetecía, me lo he pasado bien en todo lo visitado hasta ahora, pero tengo ganas de estar en un sitio donde el turismo sea más normal, todo lo normal que puede ser en la India.

Al llegar, me encuentro medio pueblo derruido. Por lo visto, al Estado no le parece bien que haya florecido un bazar muy cerca del templo principal de Hampi y llevan tiempo intentando hacer entrar en razón a los vecinos para reubicarlos (hay diferentes versiones de todo esto). Total, que hace 6 días, el gobierno cortó por lo sano, les dio menos de 24 horas para que sacaran sus cosas, y han demolido toda la calle. Rollo "El pianista", el mismo panorama que nos encontramos María y yo el año pasado en el Main Bazar de Paharganj, en Delhi.

Afortunadamente el hotel al que voy, el New Shanti Guest House, se ha salvado de las excavadoras por 100 metros. Es barato y muy acogedor. Con un patio interior y una terraza muy agradables. La cama tiene mosquitera y todo.


En Hampi recomiendan a los turistas extranjeros ir a la comisaría de policía a registrarse. No creo que valga para mucho, pero voy a hacerlo, también por la curiosidad de ver una comisaría india por dentro. Nada especial, un libro de registro en el que yo mismo tengo que rellenar los datos (incluida la marca de mi cámara de fotos), y un par de policías viendo la tele.

Paseo por el pueblo, muy agradable. Un río muy bonito, un templo en el centro espectacular, con una torre de 50 metros, ... Tiendas, tenderetes, variedad de restaurantes, pero todo sin agobiar.


Voy a internet, oigo hablar castellano por primera vez en casi una semana. Son dos vascos que no ven cuanto cobran en el cyber en cuestión. Les ayudo porque tengo delante del mío la fotocopia con los precios y hablo un poco con ellos.

Voy a la habitación, descanso un poco, organizo cosas y salgo a comprarme una botella de agua. Me encuentro a los dos vascos que también están en el New Shanti. Les saludo y me preguntan si soy Jordi Rius, curiosa pregunta de repente a miles de kilómetros de casa. Resulta que no he cerrado el Facebook al conectarme y unas chicas que conocen, también españolas,. han cogido el ordenador justo después. Aparecen también las dos chicas, catalanas, que directamente me llaman Jordi Rius. Tienen un plan peculiar y ya hablando me proponen unirme.

Cogemos un rickshaw entre los 5: Ander, Javi, Belén, Mari Luz y Jordi Rius. El plan tiene dos partes, encontrar un cajero automático para que Ander saque dinero y beber cerveza. Para las dos cosas hay que salir de Hampi. Resulta que por motivo religioso está terminantemente prohibido consumir alcohol en el pueblo. Nos llevan al siguiente pueblo, pero el cajero previsto está cerrado (tampoco pasa nada, en realidad Ander se ha dado cuenta que no lo necesita).Ya enfocamos el segundo objetivo. Localizamos unas luces que tienen pinta de salir de algo parecido a un bar, nos acercamos, pero es un templo... Al final confesamos al del rickshaw y nos dice que vale, que él nos lleva a un sitio donde se puede beber alochol. Vamos por caminos solitarios, nos acaba dejando en un sitio un poco extraño, por un momento cunde un poco el pánico porque parece que nos haya llevado a la policia. Pero no, es un restaurante en el que estamos muy tranquilos compartiendo Kingfishers (la cerveza india) y un intento de tapas.

Comemos, bebemos, muchas risas y para el hotel. Quedamos para desayunar mañana. Creo que me he topado con gente que desprende un buen rollo extraordinario. Justo lo que necesitaba después de una semana solitaria.


2 comentarios:

  1. Jajajaja... Eres Jordi Rius?. Jaajjajaja... Buenísimo, nen... te está pasando de todo!!. Ah, por cierto: cuando viajas, por norma general, topas con gente muy maja. Yo tengo una teoría al respecto: es gente con inquietudes por conocer, de mente abierta, tolerantes y una visión de la vida parecida, con ganas de compartir... Yo me he cruzado estos meses con gente increíble.
    Me está encantando tu blog y cómo describes tus situaciones, tío.
    Ya ves que avanzo rápido en la lectura.

    ResponderEliminar
  2. (vuelvo a ser Jordi)
    Totalmente de acuerdo con la teoría!

    ResponderEliminar