viernes, 12 de agosto de 2011

DÍA 11: ANANTAPUR (Día 2)

Es mi segundo día en la FVF pero ya tengo una agradable sensación de rutina: me despierto, ducha, desayuno con los amigos (como si fueran de toda la vida) y al meeting point para distribuirnos para las visitas del día.

Vamos a visitar una escuela peculiar. En el coche esta vez voy con Laura, Mercè y Shiva (o como se escriba), una trabajadora de la fundación muy especial. Habla castellano perfecto y catalán casi perfecto (hasta hace el plural femenino de dos: "dues mans"), cada año viene a España a dar charlas sobre la FVF y su vida, sé que vivió cosas duras, porque me suena de una entrevista que leí en algún periódico este año, pero no me atreví a preguntarle, ya buscaré. En el trayecto nos va explicando muchas anécdotas sobre sus experiencias en España. Muy divertido.

Llegamos a la escuela, nuevo recibimiento muy caluroso por parte de los niños. La escuela en cuestión, es una de las escuelas puentes que ha creado la fundación. Son escuelas donde recogen a niños que en algún momento de su vida han dejado de estudiar por diferentes motivos, y en 6 meses internos, les ponen las pilas y los preparan para volver a la escuela ordinaria. Evidentemente, sin el esfuerzo de la fundación, sin esa segunda oportunidad el futuro de estos niños es negro total. El director de la escuela es un maestro jubilado que la fundación consideraba que es muy válido y le han dado la responsabilidad (en India la jubilación de los funcionarios es a los 60). Nos explican el proyecto, los niños nos cantan canciones, uno más mayor se marca un baile bollywoodiense y nos vamos una vez más encantados.

Volvemos para comer, antes pasamos por la tienda de la fundación y las gironines me asesoran en alguna compra. Menos mal, a mis 33 años sigo sin ser capaz de entender absolutamente nada de ropa y complementos femeninos.

Hay prisa para volver a coger los coches porque esta tarde toca inauguración de casas. Pero antes, aun me da tiempo de hablar mucho con Mercè. En una conversación de esas que, sin conocerte mucho, explicas cosas que pocas veces explicas. Genial.

Bueno, lo de las inauguraciones de casas creo que es el plato fuerte que se guarda la FVF cuando tiene un grupo grande de visitantes. En este caso, llegamos a Bollavanipalli, un pueblo bastante lejano en el que la fundación este año ha fabricado 29 casas que hoy entregaremos a sus dueños. Detalle típico de la FVF: la casa se pone a nombre de la mujer, para que quede más claro el nombre lo pintan bien grande al lado de la puerta.

Llegamos al pueblo, bajamos de los coches y empieza la fiesta. Nos ponen guirnaldas, nos pintan el thika entre los ojos y avanzamos por el pueblo mientras la gente aplaude, grita,... todos sonriendo. Un poco "Bienvenido, Mr Marshall", pero a mi me parece bien. Realmente, necesitan agradecer de alguna manera la ayuda que se les brinda, y nosotros, unos 25, hacemos la función de representar a los miles de españoles que están detrás del dinero que recibe la FVF. A la inauguración también ha venido Moncho Ferrer, el hijo de Vicente, actual director de programas de la fundación. Muy modesto, nos pide que vayamos a su lado (los indios, al igual que a su madre, le veneran como a un Dios). Yo voy un rato con él, hablando, enmedio del griterío, le pregunto si no se le acaba generando una sensación de rutina porque lo que estamos viviendo nosotros por primera vez, el lo ha vivido muchas (han construido más de 35 mil viviendas), me dice que no, que siempre se fija en detalles diferentes, que es imposible no emocionarse.


Como Moncho es así, lo de abrir la cortinilla para que se vea la placa conmemorativa no lo hace él, sino que pide que lo hagan el miembro más joven y el más veterano de nuestro grupo. Hay dos partes. Primero, el más joven, David (un buen tío de Torellò) tiene que partir un coco delante de todo el pueblo. Sobre lo del coco Izel tenía anécdota, porque hace 5 años ya vino a la FVF y le tocó a él por ser el más joven. Me explicó que justo antes de intentar partirlo le dijeron al oido que lo hiciera bien, porque si no se parte a la primera es signo de mal augurio y ya se sabe lo importante que son esas cosas para los hindúes. Izel más presionado que nunca en su vida lo dió todo, y se supone que ese pueblo va viento en popa. Aquí el coco también se partió a la primera. Luego, el más veterano tiró la cortinilla, aplausos y ronda de fotos con Moncho para inmortalizar el momento.


Entonces Moncho nos dice que nos toca trabajar, que hay que ir casa por casa, que es cosa nuestra. Grupos de cinco para inaugurar cada casa. Así que para allá que vamos. Muy divertido, a mi casualmente me debió tocar la única casa cristiana del pueblo y en vez de partir un coco, encender unas velas y girar 3 veces en el sentido contrario del reloj unas barritas de incienso como hicieron los demás, simplemente me tocó encender unas velas a Jesucristo Nuestro Señor. Cap problema, mi abuela estará contenta. Muy emocionante vivir el agradecimientto de cada una de las 5 familias a las que visitamos. En cada casa, nos daban comida, al final ya no sabíamos que hacer con tanta galleta, manzana y demás.



La última parte fue unos parlamentos de los responsables de la FVF y un par de canciones y bailes de niños del pueblo. Esta vez se me hizo un poco aburrido, supongo que por reiteración.

Volvemos a la sede central de la FVF. Tenemos programada una charla con Anna Ferrer, se ha hecho un poco tarde, pero allí está ella esperándonos. Primero proyectan un video resumen con imágenes y declaraciones de Vicente, y después Anna explica la actualidad de la fundación, algunas anécdotas y contesta nuestras preguntas. En realidad, este suele ser el único contacto que tienen los visitantes con Anna, en el caso que esté en Anantapur, pero como algunos de nosotros ya habíamos estado toda la tarde anterior con ella, no causaba el mismo efecto. De hecho, cuando para despedir la charla ponen otro video con una canción, me escapo con Laura antes de que acabe en misión encontrar internet.

Hace más de 48 horas que no doy señales de vida a España, y María es capaz de haber llamado ya a la embajada (mi móvil, no sé por qué, no me deja ni hacer perdidas). Las gironines necesitan cancelar un tren para mañana que se sacaron en dos horarios diferentes. Son casi las 10 de la noche, y Laura y yo salimos de la fundación, nos adentramos por callejuelas oscuras (siempre llevo linterna, pero con las prisas esta vez no la he cogido) que sólo tienen perros ladradores que acojonan bastante. Al final, no lo conseguimos, cuando llegamos al sitio ya ha cerrado, pero guardo muy buen recuerdo de esa mini excursión, la conversación con Laura también creo que fue de las especiales. Por cierto, lo de evitar que María movilice al ejército español lo consigo enviando un sms desde el móvil de Mercè. Gràcies!

Llegamos los últimos a cenar, más conversación, nos despedimos de algunos, entre otros José que me invita a Valencia, y como la maratón es en Noviembre, es probable que mate dos pájaros de un tiro. También me despido de Belén y Mari Luz que quizá se reencuentren con Ander y Javi.

Me vuelvo a quedar casi el último hablando con los que por allí están. Me despido también de Mercè y Laura que se van mañana para Hampi. He contado que de aquí se van a Hampi 10 personas, prácticamente todos empujados por mi y por Belén y Mari Luz. Esperemos que no les defraude el pueblecico. Igual hemos creado demasiada expectativa, pero es que nosotros estuvimos tan a gusto!

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