martes, 2 de agosto de 2011

DÍA 4: BIJAPUR

El año pasado María y yo cogimos un autocar nocturno de McLeod Gang a Delhi, fue una auténtica tortura y me juré nunca más coger un autobús de muchas horas en la India. A parte de que era un autocar cutre, también cometimos el error de ir en la parte de atrás, donde te comes los miles de baches. Esta vez, he mejorado los dos aspectos y el trayecto ha sido hasta agradable. Retiro el juramento.

Llego a Sholapur a las 6 a.m., tengo una hora para coger el tren. Me dicen que la estación está a 5 kilómetros (suelen exagerar para que cojas transporte). Camino un rato para estirar las patas y luego rickshaw.

Sigo siendo el único occidental. Me meto a esperar el tren en la sala de espera de primera y allí un indio, al que se ve que doy pena, me insiste que apure al máximo en la sala, que el andén es "dangerous". No es para tanto. El andén como siempre está reventadísimo de gente, muchos que duermen allí, pero en general los indios me ignoran. Va siendo la única diferencia importante Norte-Sur, pasan más de mi, cada vez pienso más que el año pasado era cosa del pelo de la María. Chicas que vengan a la India: pelo moreno y recogido!

Momentos de tensión para encontrar el tren y vagón reservado, pero al final me instalo bien en AC3, 3ª categoría, pero inalcanzable para la mayoría de indios. Viaje comodísimo con el portátil enchufado a la corriente.del tren.

Llego a Bijapur. De momento, ciudad feucha. Como llevo un día de adelanto (estoy siguiendo el plan B) tengo que cancelar un billete de tren para pasado mañana y sacarme otro para mañana. En la estación veo una taquilla sin cola de reservas y lo intento, pero desisto porque se me cuelan dos en los segundos que tardan en atenderme, además se me ha enganchado un niño mendigo de unos 5 años y no para de estirarme los pantalones para que le dé algo. Es duro, pero hay que pasar de ellos. Yo a algunos les doy galletas (de comer) que eso no se lo pueden quedar los mafiosos, ni prolongan la pesadilla de vida de esos niños, que es lo que hace el dinero que se les da.

Ruta de hoteles. Esta vez doy en el blanco al primer tiro: "Hotel Tourist", habitación individual por 180 rupias (3 euros), y hasta sale agua de la ducha! (fría, tampoco nos pasemos). Me instalo y me voy caminando hacia el Gol Gumbaz, una de las dos atracciones de esta ciudad. Queda lejos, pero voy paseando, fluyendo en el torrente de vida que como siempre hay por todos lados, localizando cosas que después visitaré y buscando un cyber para sacarme el billete. Ni rastro de turistas. Cruzo un estadio grande de cricket. Hay niños jugando, supongo que toleran que se cuelen, hace 80 años debía ser posible colarse y echar un partidillo en el camp de Les Corts. El otro deporte que veo que practican aquí los niños es el volley, unos me invitan a jugar., pero no acepto porque llevo a la espalda el portátil y bastante dinero, y no me atrevo a dejarlo aunque fuera en la red (desventajas de viajar solo).



Encuentro un cyber. En España son las 8:30 del Domingo. Necesito que la María se conecte para comprarme el billete, que me pase el archivo e imprimirlo por aquí. No está, pero afortunadamente, al poco, aparece mi tío Antonio que la llama y todo resuelto (sería muy imprudente meter los datos de mi targeta en un ordenador de éstos).

Y ya llego al Gol Gumbaz. Se trata de un mausoleo musulmán del siglo XVII que destaca por una cúpula inmensa. Según la guía, la segunda del mundo después de la del Vaticano. Todo muy bonito, armónico, con jardines, relajante. Hasta que entras dentro...


La cosa friky del Gol Gumbaz es que se puede subir a la cúpula, arriba del todo, por unas torres octogonales con escaleras diseñadas para jugadores de baloncesto. Y arriba se produce un efecto acústico que hace que si susurras en un lado, se oiga en el otro casi a 50 metros (recuerdo el mismo efecto en el telescopio de la asociación astronómica de Sabadell). Peeeero, los indios lo entienden al revés y se dedican a gritar, cantar a pleno pulmón, dar palmadas, sin parar. Hay que estar allí, es muy surrealista, absurdo, pero divertido. Yo me crezco y también grito unos: "Força Barça!".

Aquí me vuelven a pedir hacerse fotos conmigo continuamente. Hoy debo salir en los Facebooks de un par de docenas de indios.


Después, cruzo toda la ciudad en rickshaw para visitar el Ibrahim Bouza. Otro mausoleo también de fama mundial. Este destaca más por los detalles que por la grandiosidad. Es bonito, pero me empieza a pasar lo que Sergio decía en su blog, cuando viajas mucho, llega un momento que te habituas y cuando has visto 14 mausoleos musulmanes, el 15 ya te deja un poco indiferente.

Vuelvo hacia el centro y callejeo. En este rato, entre otras cosas veo una hoguera en medio de la calle, me acerco y resulta que están quemando un cerdo. Lo de los animales de la India a mi es de las cosas que cada día me fascina. Por lo que llevo visitado, no paro de ver en medio del caos de tráfico y personas: vacas, perros, gatos, gallinas, ovejas, cabras, búfalos, algunos monos... Por cierto, en Bijapur hay carros con caballos para llevar a la gente, me han ofrecido continuamente, y más barato que los rickshaws, pero no me ha parecido que los tengan mínimamente bien cuidados.


Busco restaurante de la guía, me doy un atracón de arroz y verduras por cuatro chavos, me quitan el postre, que acababa de empezar, de la mesa por irme 30 segundos al lavabo...

Y ya me voy pronto al hotel a descansar, que casi no he parado desde hace un par de días. Me lo paaso muy bien, disfruto pero en teoría estoy de vacaciones y a parte de los monumentos, todavía no he encontrado relax en las calles de la India. Voy bajando población de las ciudades que visito, mañana voy a una de 20 mil, eso aquí debe ser una aldea prácticamente, ja veurem...

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