viernes, 29 de julio de 2011

Día 1: Barcelona - Viena - Delhi - Aurangabad

A las 4:20 suena el despertador. Esto ya ha empezado...

15,60 me ha costado el taxi de Viladecans al aeropuerto. Espero que ese trayecto de 15 minutos sea lo más caro que pague en las próximas semanas (y estoy incluyendo en la competición trenes y autobuses de más de 10 horas).

El año pasado teníamos dos horas de escala en Londres pero, por los controladores de aquí, perdimos el enlace y nos quedamos en Londres 8 horas extras. Este año ya me busqué más escala (4 horas en Viena) y menos mal, porque one more time el vuelo de Barcelona llegó con más de 1 hora de retraso.

El aeropuerto de Viena, tirando a justito para ser internacional. Escala tranquila, subo al avión y ya con todos los pasajeros a bordo dice el comandante que hay que bajarse por problemas técnicos casi 3 horas, hasta las 16:00h! Mala pinta... A ver si voy a ser yo el gafe... Ya me veía perdiendo el vuelo interno en India del día siguiente para el que tenía casi 7 horas de margen.

Cuando estoy saliendo del avión, 90% del pasaje indio, veo a 2 catalanas despistadas que no han entendido lo que pasa. Les explico que hay que esperar en la terminal, y las dos horas para volver al avión las paso con ellas . Es la primera vez que van a la India y les falta un poco de información básica para ir por libre, me toca explicarles la parte más negativa, pero siempre insistiendo que es cuestión de tomárselo con calma y sonreír. Estas chicas hacen un viaje peculiar, se han montado la ruta en función de lo que quieren ver, más que de la geografía del país, con lo que cogerán 7 vuelos internos (!) en menos de 3 semanas.

Me sorprendre que siendo los Sijs el 2% de la población, en el vuelo son por lo menos el 50%. Como no, a mi me toca uno al lado, que ya la primera vez que subimos al avión tarda menos de un minuto en hacerme el interrogatorio habitual, aunque como tiene un nivel nulo de inglés me habla italiano. Curioso comunicarse con un indio con el viejo truco de hablar castellano añadiendo "i" o "ini" a todo para hacer ver que es italiano, pero el caso es que la conversación fluía dignamente.Este era un indio de los que si lo miras con parámetros occidentales te cae mal, era el maleducado estándar: copiaba todo lo que hacía yo, ocupaba mi espacio, cogía bebida y panes a pares y muchos más detalles... Pero tenía un punto ingenuo muy divertido, cuando nos han dado un sándwich se ha cagado por si llevaba carne, pero no sabía como preguntarlo, sólo lo ha abierto cuando le he demostrado que el mío era de "formaggi". Le he tenido que explicar yo la geografía de su país, porque situaba Kerala en la costa oriental y Tamil Nadu en la occidental (sería como colocar Galicia en el Mediterraneo). Nunca había estado por el sur, es más, sumando mis 2 viajes, yo conoceré mucho más de su país que él, curiosidades de la vida... (otro espontaneo que me ha preguntado en la terminal a donde iba yo, también me ha dicho lo mismo, que nunca ha ido al sur).

Pero la anécdota del vuelo ha sido cuando sobrevolábamos Afganistan, ya era de noche, y el sij me da codazos para que mire por la ventana. Se veía bastante cerca como la noche se iluminaba continuamente, pero mucho. Parecía un bombardeo, era la típica escena de las pelis de 2ª Guerra Mundial, y es lo que he pensado en serio, en el primer momento,. He ido ha decírselo a las catalanas, han flipado y también lo pensaban. Al final ha resultado que era una tormenta eléctrica (suponemos).

A las 3 de la madrugada acabo llegando a Delhi. Los trámites de la aduana se hacen bastante rápido, pese a que se cuelan indios por todos lados. Me despido de las catalanas que las recogen para ir a un hotel y me quedo en la terminal, en 4 horas sale mi siguiente vuelo, a Aurangabad...






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